El deber más grande un creyente es de conectar a los demás con el señor Dios, y con el servicio devocional amoroso. Esa es la principal de todas las actividades.
Todo servicio que hacemos es servicio sólo si lo ofrecemos. Uno puede ofrecer sus actividades de medio ambiente a su ego. Muy posible, mucha gente quiere lucir, quiere hacerse el importante; pero en la vida el secreto es ofrecer.
Lo que el maestro espiritual nos explica es como ofrecer todo lo que hacemos a Dios; ofreciendo nuestra comida a él, comienza la dedicación. Después de ofrecer nuestra comida a Dios, podemos ofrecer nuestros pensamientos, nuestra familia, nuestra casa.
Podemos ofrecerle a Dios, todo lo que él ha puesto a nuestra disposición, pero para ofrecer a Dios todas estas cosas tenemos que ofrecerlas con amor, si no le ofreces con amor él no lo acepta.
Y ofrecerle con amor significa sin peleas con nuestros semejantes.