Un modo de combatir la lujuria es tener un hijo, porque si usted tiene un hijo debe cuidarlo, trabajar duro para mantenerlo y eso es una forma de no acceder tan fácilmente a la lujuria. Este es un proceso de corazón a corazón. Donde uno se crea una responsabilidad, allí tiene que cumplir; si uno tiene un hijo con esa conciencia entonces cumple, no hay ningún odio, todo resulta entonces muy auspicioso.
Creo que de esto se trata la vida sexual controlada, protegida. De lo contrario la vida sexual nos va a alejar de Dios, y eso no es lo que anhelamos. Anhelamos estar cada vez más cerca suyo. Lo importante es no hacer sufrir a nadie con la vida sexual, esto es lo mínimo.