Las tentaciones son muy tontas, pero tratan de desviarnos de los ideales y de uno mismo: Lo que podemos hacer cuando ellas vienen es enfrentarlas; uno tiene que decir: “no, lo siento mucho no tengo interés, no quiero hacer esto”
“no quiero salirme del camino que me traza mi maestro espiritual y no quiero salirme de sus sagradas instrucciones”
“además tengo un gusto superior porque lo que estoy haciendo es muy dichoso, y dichoso y quiero continuarlo; y tengo muchos planes para purificarme, tantos que ni te imaginas”
Entonces si yo me contamino si yo me caigo, me degrado aquí, estaré defraudando a la gente que yo quiero y eso es muy duro para mi. No lo deseo.