Un tipo de enfrentamiento que
presenta este mundo material es la mediocridad; uno tiene el deseo de hacer lo
mejor pero se encuentra con ella. La mediocridad te hace tener
que madurar y avanzar, crecer debido al problema. Algunos se desaniman con ella
pero en realidad debemos ver su parte positiva: la oportunidad de crecer.
Desanimarse es ser pesimista. Mientras la buena intención te levanta, la mala intención te hunde.
Sólo podemos vivir felices en medio de tanta mediocridad por pura misericordia. Debemos salir de esa mentalidad de hacer sufrir a los demás, ese es el pecado. Debemos buscar la verdad, despertar a una nueva visión profunda, ayudar a los demás a levantarse. Ver esta mediocridad debe
impulsarte a seguir adelante con mucho ánimo. La naturaleza nos obliga a
crecer, no nos deja descansar.